jueves, 17 de abril de 2014

Opinión, 17 de Abril, 2014

“Periodismo valiente

El premio Pulitzer a las exclusivas del ‘caso Snowden’ reivindica el papel de control de la prensa… una muy oportuna y saludable reivindicación del buen periodismo.

En esta sociedad en que los más enconados conflictos se dirimen a menudo en la parte oculta del entramado político y económico y el poder sucumbe con frecuencia a la tentación de traspasar toda clase de líneas rojas para lograr sus objetivos

… es muy importante que la prensa ejerza con decisión su función de control”

El País




La (Re) Evolución que nos urge
Una Sociedad Educada y, Formada para el Siglo XXI
Emprendedora y, Comprometida



“…Quería ser escritor, tengo la voluntad y la aptitud…”
RIP. Gabriel García Márquez


La soledad de América Latina
El País



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Semana Santa


La Semana Santa, con sus ceremonias, procesiones, escenificaciones, simbolismos, discursos, es un tiempo en el que muy probablemente, seamos o no creyentes:

Nos planteamos preguntas
Sobre el sentido y valor de la religión en la vida personal y social
Particularmente, sobre el sentido y valor de la religión y fe cristiana

En estos días se robustecen nuestras convicciones o se ahondan nuestras dudas e indiferencia.

Sobre todo, nos preguntamos qué significa salvación, la salvación del hombre y, más a fondo, nos preguntamos si el hombre deba ser salvado (¿de qué, por qué?),

Si la salvación del hombre sea un acto posible, bajo cuáles condiciones, y si la condición crucial sea la fe en un Salvador.

Este es el centro de la Semana Santa.
Las preguntas no son triviales y menos de sacristía.

Sin desconocer nuestras profundas raíces griegas, latinas y judías y los potentes desarrollos de la ilustración filosófica moderna y de la ciencia lo que Occidente es hoy:

Es en gran medida resultado de la historia social de la fe cristiana, la católica y la reformada,

Con sus momentos de esplendor y de sombra, de espiritualidad y mundanidad, de presentarse como la verdad de la persona y de la sociedad humana y de ser también el blanco de cuestionamientos y escepticismos sobre la validez de su gran designio.

Las preguntas son centrales

Porque no podemos dejar de preguntarnos

-      Si ciencia, tecnología, política, economía sean las únicas respuestas para todos los problemas que suscita la existencia humana y
-      Si no hayan cuestiones, dudas, incógnitas, que no pierden su importancia y validez solo por el hecho de que no son resueltas o no en modo satisfactorio por el saber dominante.

El Estado moderno se afirmó en Occidente en tensión con la religión cristiana, católica, en tres planos:

-      En el plano del poder
-      De la norma, y
-      Del conocimiento

En México y en muchos otros países, la confrontación ocurrió principalmente en el terreno del poder.

-      Se redujo a un pulso de fuerza entre el poder del Estado en formación y el poder establecido de la Iglesia.

-      Solo a condición de derrotar el poder social de la Iglesia Católica, el Estado soberano nacional podía existir.

No había lugar para dos soberanías.

Hemos sido educados en esta perspectiva: Que reduce la fe religiosa a clerecía

-      A la propiedad, influencia y poder de la Iglesia católica en la sociedad, que impide la existencia o
-      La efectividad del poder social del Estado laico.

Es lógico que entonces nuestra crítica se haya centrado en la Iglesia como agencia de poder, en el poder del clero.

Pero que no hayamos elaborado una crítica robusta

-      Sobre el contenido cognoscitivo y normativo de la religión
-      Sobre la significación que su mensaje tiene para el orden y la integración social.

El debate se desplegó también en el terreno de las normas de la vida social

Pero el forcejeo por el poder llevó a sobredimensionar la superioridad de la norma jurídica del Estado por encima de las normas éticas de convivencia que la fe religiosa transmitía, argumentaba,

Y en la que eran socializados la mayor parte de los mexicanos, descalificándolas y despreciándolas.

Aun hoy el orden social descansa

En las normas morales y en las convenciones de respeto y urbanidad que hemos aprendido en nuestras familias, parroquias y comunidades

Y no única ni principalmente en la norma jurídica.

En la vida social cotidiana seguimos más:

1.    Las reglas éticas de la religión y del humanismo ilustrado, aprendidas en familias, parroquias y escuelas, que
2.    Las leyes jurídicas, aunque éstas muestran su decisiva importancia cuando la violencia, el asesinato, el fraude, la mentira, la discriminación nos agrede y nos causa males y sufrimientos.

El peor mundo:

Es aquel en el que las normas éticas de vida y normas jurídicas del Estado
No son apreciadas ni son efectivas.

Esta posibilidad comienza a ser hoy realidad por causa de las fallas de socialización de las familias, iglesias, escuelas y por las fallas del sistema de justicia y policía del Estado.

Por último, el debate tuvo lugar también en el terreno del conocimiento.

Indudablemente la razón argumentativa y la razón científico-tecnológica han redimensionado el ámbito de validez de la verdad religiosa,

Sin embargo,

Hay un núcleo de problemas de naturaleza existencial y moral

A.   Que nos importan personal y colectivamente, y
B.   Que rebasan las respuestas de un conocimiento de exclusiva validez empírica.


A estas preguntas, hondas, punzantes, quiere dar respuesta

La reflexión y fe religiosa


*Luis F Aguilar
Doctor en filosofía con especialidad en filosofía política. Investigador Nacional Emérito
y miembro del Comité de Expertos de la ONU en Administración Pública.
Actualmente es Director del Instituto de Política Pública y Gobierno de la Universidad de Guadalajara.
Entre su producción sobre teoría política y administrativa destacan sus libros sobre
Política Pública, Gobernanza y Gestión Pública.


Y… ¿Ud. qué Opina?


Participa Positivamente….
Tú Decides Lo Que Sigue… Para México



BGlocal
Piensa global, actúa local


Y dice una voz popular...

¿Quién me presta una escalera para subir al madero,
para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?

¡Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar!

¡Cantar del pueblo andaluz que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras para subir a la Cruz!

¡Cantar de la tierra mía, que echa flores al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!

                                        ¡Oh, no eres tú mi cantar!    

¡No puedo cantar, ni quiero, a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

La Saeta: "Un himno" de Antonio Machado

Rocío Jurado - La Saeta al Cristo de Los Gitanos.



  
Esta Opinión contiene notas publicadas en los principales medios nacionales e internacionales, de las cuales son responsables únicamente los autores


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