lunes, 24 de enero de 2011

VALORES EN CRISIS

OPINIÓN. colabaración radial del pasado 10 de octubre 2010

Socio director de Capital Empresarial
Economista & Consultor Financiero


¿Será posible convivir en una sociedad en crisis? ¿Y a partir de qué valores lo podremos hacer?

Éstas son dos de las preguntas que nos planteamos cada día.   

Hoy, hay en  la  sociedad y  en el mundo entero, un debate, rico y diverso,  para evidenciar que el tema de los valores no es tan sólo una "ocupación" de especialistas, sino una real preocupación de los ciudadanos a la hora de afrontar el  reto de vivir en común.  Vale la pena subrayar que en un  AMBIENTE  saturado de ruido y furia, quizás desesperanza, escuchar a la gente llena  de sentido común  tiene un importante efecto beneficioso.  

 Los valores DE CONVIVENCIA los necesitamos siempre, con crisis y sin crisis, aunque seguramente la crisis, nos hace caer más en la cuenta de su importancia. 

La supuesta crisis de valores no viene de ahora, sino que es previa a la crisis financiera, y   política,   que  la envuelve y la alimenta. 

La crisis puede servir de contraste para darnos cuenta que nos toca vivir "tiempos duros", pero que SI seguimos con la inercia de actuar con "valores blandos" -como por ejemplo el valor de la inmediatez, la incapacidad de renunciar a nada o   la aspiración al riesgo cero, la proyección de responsabilidades en los demás...-, esta se ahonda.

Creo, que dentro de la lista de los retos actuales podríamos destacar tres. 

1) El problema hoy no está en la identificación o aceptación de los valores sino en su interpretación, en su aplicación y en su priorización y sistematización.   

 2) A pesar del progreso en los valores. La tecnociencia sufre importantes dificultades de adaptación humanística. Tenemos mucha información, algunos conocimientos y poca sabiduría. Corremos el riesgo, también como ‘ilustrados’, de un cierto subdesarrollo humanístico.  

3) Apelar a los valores no quiere decir necesariamente conservarlos o estabilizar a la sociedad en un pesado y obsoleto status quo, sino también criticarla y, sobre todo transformarla. 

·         La controversia (también en valores) NOS ES necesaria, sobre todo en sociedades tan dinámicas como las nuestras.

Tenemos que vincular los valores al sentimiento de pertenencia. Uno es responsable, libre y solidario cuando se sabe formando parte de una comunidad y de un proyecto. Tenemos que saber combinar nuestras alas (mundo global) y nuestras raíces (nuestra comunidad local).


Sin embargo, el pasado no es mejor que el presente. Tenemos problemas de valores, cierto, pero los tenemos en el marco de un cierto progreso, con esferas o dimensiones sociales en las que podemos constatar claras situaciones de mejora. 

Podremos avanzar como estado cuando creemos, compartimos y practicamos juntos determinados valores (como la responsabilidad, la solidaridad y la búsqueda de la competencia). 

Sin un sistema de valores compartido no seremos un comunidad capaz de avanzar, hacia un proyecto ni de no poder aportar nada al mundo.  Permaneceremos disgregados.
La endogamia es el peor aliado del desarrollo, ya que constriñe la generación, de una Sociedad de Valores, universal y sólida.  

Tenemos que hacer compatible, el compartir un sistema de valores con el respeto a las libertades y a la innovación. 

Aquí la tolerancia y el diálogo son fundamentales. Tenemos que aceptar el riesgo de dialogar con aquéllos que defienden valores diferentes, sabiendo que el respeto y la tolerancia son también parte de un sistema de valores y nos gustaría que lo fueran para el resto de sistemas. 

Pero sólo podremos identificar y valorar estos valores diferentes, si primero sabemos cuáles son nuestros valores y por qué los defendemos. 

·         Porque no se puede dialogar sobre este tema, ni desde los valores líquidos ni desde los valores rígidos.
·         Sólo lo podemos hacer desde la defensa de valores sólidos. Hay que hacer progresos en la mejora de la conducta del hombre (su ethos) y su autoconocimiento.  

Seguramente hemos descuidado el fortalecimiento de nuestra calidad humana desde la mayoría de instancias socializadoras. También necesitamos nuevas narraciones y referencias (ideológicas y axiológicas) para evitar las actitudes acomodaticias y endogámicas que impiden el desarrollo.   

La pluralidad de valores es positiva,  y  es el escenario para la innovación, y generar nuevos estadios de desarrollo. 

Hoy nos hacen falta visiones esperanzadoras de futuro. Y esta función se hace siempre  a través de los valores, compartidos interpretados, interiorizados y contextualizados, y  lo lograremos cada uno de nosotros, con la frente en alto y con grandeza de corazón y mente. 

Fuente Josep M. Lozano

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