sábado, 10 de septiembre de 2011

Opinión, 10 de Septiembre, 2011




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Sociedad Educada para el Siglo XXI:

Emprendedora ¡militante!  y Comprometida

Socio director de Capital Empresarial
Economista & Consultor Financiero



“Un Estado Fuerte Es Un Estado Transparente.
Y un Estado Fuerte Mejora la Vida de los Ciudadanos”

Suzanne Legault
Gobierno abierto.  
Comisionada  de Canadá.

El costo económico del 11-S diez años después

Con la perspectiva de una década, se pueden empezar a medir los costos económicos


Osama Bin Laden prometió desangrar a EEUU "hasta su quiebra, si Alá lo permite". Fracasó.   Los atentados terroristas del 11 de septiembre supusieron un alto coste para EUA, pero no como se esperaba inicialmente.

La tragedia no desencadenó, como se temía, una devastadora recesión.  Fue peor el estallido de la burbuja inmobiliaria

Y a pesar de las colas en los controles de seguridad de los aeropuertos, el trágico evento no hizo mella en la eficiencia de la economía estadounidense; la productividad siguió aumentando.
  Sin embargo, el costo del 11-S fue muy alto en otros sentidos. Los atentados llevaron a EUA a Afganistán e Irak, guerras que ya han costado casi el doble que la de Vietnam, ajustadas a la inflación.
Es imposible poner un costo a las vidas que se cobraron los atentados. Ese día murieron casi 3.000 personas. Más de 6.200 soldados estadounidenses han caído en Afganistán e Irak. 

   Resulta difícil medir el impacto del 11-S en la psique estadounidense y en su sensación de seguridad y de libertad. 

   Pero, con la perspectiva de una década, se pueden empezar a medir los costos económicos.
En un gráfico de la evolución del producto interno bruto del país, los atentados apenas representan una variación mínima. 

"Los acontecimientos del 11-S, por trágicos que fueran, no arrastraron a una economía débil directamente a una contracción", concluye Gail Makinen del Servicio de Investigación del Congreso. Seis meses antes de los atentados comenzó una breve recesión que terminó en noviembre de 2001.
  
El gasto y la confianza de los consumidores sí se desplomaron después de los atentados, aunque volvieron a recuperarse.
  También lo hizo la bolsa, que volvió a los niveles anteriores al 11-S antes de que terminara el año y siguió subiendo. 

El presidente de la Reserva Federal por entonces, Alan Greenspan, advirtió de que un segundo ataque de al Qaeda destruiría la frágil confianza de los consumidores y de las empresas, pero ese segundo ataque nunca se produjo.
   Las cosas no iban del todo bien, aunque difícilmente pueda culparse de ello a Al Qaeda. Enron quebró en diciembre de 2001, y WorldCom en 2002.

Luego vino la epidemia del SARS (síndrome respiratorio agudo severo). 

   Después, una amenaza de deflación que llevó a la Fed a mantener los tipos de interés en mínimos históricos, contribuyó, según algunos informes, a la formación de la burbuja inmobiliaria.

Determinado a impedir otro ataque, casi a cualquier costo, EUA hizo cambios significativos y costosos en aeropuertos, vestíbulos de oficinas, sinagogas, mezquitas, cruces fronterizos, bancos y otros lugares públicos. 

   Otras fuerzas económicas acapararon aparentemente la productividad sacrificada en aras de la seguridad, aun cuando resulta difícil contestar a la pregunta de qué uso alternativo se hubiera dado a ese dinero.
Para algunos sectores fue duro, por supuesto. El costo y las complicaciones de los viajes aéreos aumentaron. 

   El endurecimiento de los controles a los visitantes extranjeros moderó su flujo.
   En el año 2000, el Departamento de Comercio contó 26 millones de turistas que no procedían de Canadá y México.
   El número total cayó por debajo de los 20 millones en los años posteriores a los hechos, y no sobrepasó los niveles de 2000 hasta el año pasado.

Gasto en seguridad
El 11-S motivó la creación del Departamento de Seguridad Interior y una explosión de los gastos relacionados. La Oficina Presupuestaria de la Casa Blanca calcula que EUA gastará unos 70.000 millones de dólares en seguridad interna este año, casi el triple que antes del 11-S.

  Y eso sólo Washington. 

En “Terror, Seguridad y Dinero”, un nuevo libro que intenta efectuar un análisis costo/beneficios de la seguridad nacional , los académicos John Mueller y Mark G. Stewart calculan que la inteligencia federal, los gobiernos estatales y locales y el sector privado gastaron otros 330.000 millones de dólares durante la década.

Luego vinieron las guerras. Desde un principio, era evidente que EUA respondería, pero pocos imaginaban que una década después tendría tropas en Afganistán, por no hablar de Irak. Pero es así, y supone un gran coste.

  Desde septiembre de 2001, el Congreso ha proporcionado cerca de 1.3 billones de dólares para operaciones en Afganistán e Irak. 

  Esta cifra hay que sumarla a los aumentos del presupuesto para defensa.
La factura es muy superior a los 738.000 millones de dólares que costó la Guerra de Vietnam (en dólares actuales), según el Servicio de Investigación del Congreso.

Las guerras no hicieron que se disparara el déficit federal, pero contribuyeron a ello.
El gasto militar supuso el 40% del déficit de 2008. (¿?)

En los años posteriores, la recesión y el gasto en estímulos superaron a la guerra como responsables del déficit

-       Y los futuros déficit derivarán en mayor medida del gasto en sanidad y jubilaciones que dos guerras que, algún día, terminarán. 

Por ejemplo, se prevé que las prescripciones de medicamentos de Medicare cuesten a los contribuyentes 930.000 millones de dólares durante la próxima década.

Pero hoy en día siguen sin respuesta dos difíciles preguntas: 

¿Valió la pena? ¿Estamos más seguros?

David Wessel
Author of “In Fed We Trust: Ben Bernanke's War on the Great Panic," and
 economics editor for The Wall Street Journal
Has shared two Pulitzer Prizes



Una lección muy cercana a nosotros
¿ La sabremos examinar, y actuar en consecuencia?

¿Ud. qué opina?


PARTICIPA POSITIVAMENTE....
TÚ DECIDES LO QUE SIGUE... PARA MÉXICO

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VIII SEMANA DE LA TRANSPARENCIA: El IFAI no quitará el dedo del renglón hasta que los partidos políticos se comprometan con la transparencia: Jacqueline Peschard, presidenta comisionada.

Ese compromiso de los partidos es ya un clamor y una exigencia social, dijo 
La transparencia y la rendición de cuentas son un instrumento para evitar que grupos de interés capturen al Estado en su beneficio particular, subrayó.

Concluyó exitosamente la VIII Semana Nacional de Transparencia, organizada por el IFAI

Es indispensable que los partidos políticos vean a la transparencia y la rendición de cuentas como:

1.- Un instrumento para evitar que grupos de interés capturen a Estado en su beneficio particular, en detrimento del interés público
2.- El gran cemento de la confianza pública en las instituciones
3.- La posibilidad de recuperar la credibilidad en la política, como palanca para construir acuerdos y lograr transformaciones;
4.- La posibilidad de contar con una ciudadanía informada, participante y vigilante

La comisionada de Canadá Suzanne Legault subrayó la importancia de la transparencia de la información para las decisiones de gobierno y el fortalecimiento de las instituciones públicas, para asegurar su legitimidad y confianza ciudadana.

Hoy se hace necesario el acceso a la información gubernamental siempre más efectiva. Lo cual es “indispensable para asegurar la legitimidad y la confianza en las instituciones públicas, pero más allá, para asegurar que el gobierno sea eficaz.

Como dice el tema de esta semana un Estado fuerte es un Estado transparente. Y también diré “que un Estado fuerte mejora la vida de los ciudadanos”.


PARA LA HISTORIA:  Acuerdan partidos políticos firmar compromisos de transparencia e incorporarlos a sus propuestas de gobierno 2012-2018


…. Si no, “¡que la nación se los demande!”


EVOLUCIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD –PROGRESO- EN MÉXICO: ¿Es romanticismo la petición urgente de Reformas, a los miembros del Congreso de la Unión?

Si tomamos las tasas de crecimiento de la productividad desde 1991 hasta 2009 en México y las sumamos, vemos que la tasa acumulada alcanzó apenas 2.1%. Esto implica que lo que produce un trabajador mexicano en los últimos 18 años ha crecido mínimamente.

En cambio, en otros países la productividad se ha elevado considerablemente.

Por ejemplo, en Corea del Sur creció de manera acumulada en el periodo 1991- 2009 en 82.8% y la de Irlanda en 64.2%. Como resultado, estas economías gozan de tasas de crecimiento económico envidiables.

Esto se debe a que, a diferencia de México, estos países han creado –con mucho éxito- un ambiente propicio para el desarrollo de la productividad y como resultado han incrementado de manera sustancial su nivel de vida.

Al final, los países con alta productividad son el ejemplo obligado cuando de casos de éxito se habla

Evolución de la Productividad Laboral: México vs. Otros países
1991 - 2009

Fuente: Elaborado por CIDAC con datos de la OCDE
Y ¿ las reformas pendientes en las 32 Entidades ?

BRASIL: COSECHA DE GRANOS CRECE 9,2% Y ALCANZA UN NUEVO RÉCORD: La estatal Compañía Nacional de Abastecimientos (Conab) informó que el país sudamericano, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de alimentos, recogió 162.9 millones de toneladas de granos en su última cosecha (2010-2011).

Nota: Esta Opinión contiene notas publicadas en los principales medios nacionales e internacionales, de las cuales son responsables únicamente los autores.

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